Jugar y trabajar en equipo con otros niños es fundamental para tus hijos ya que, entre otras cuestiones, les hace sentirse parte de un grupo que persigue las mismas metas. Este sentido de pertenencia les motiva y genera confianza. Y es en este ambiente de trabajo cuando cada niño se da cuenta de sus habilidades personales y de las de los demás. Ve en qué se diferencia, qué hace mejor que sus compañeros y en qué otras áreas necesita de su ayuda.

Además, aprender a jugar o trabajar en equipo les ofrece la posibilidad de formarse en valores como la solidaridad, el respeto, así como aprender a compartir y tolerar. Gracias al grupo se impulsa la comunicación, la generación de ideas, la creatividad y la innovación. Abren su mente y desarrollan la empatía.

Otro aspecto muy beneficioso del trabajo en equipo es que motiva la responsabilidad y el compromiso mutuo. Los niños aprenden que los logros o fracasos de su equipo son responsabilidad de todos y cada uno de los miembros. También desarrollan la habilidad de llegar al consenso y aumenta su nivel de tolerancia. Escuchan activamente las opiniones de los demás y ayudan a ofrecer soluciones.

En definitiva, trabajando en equipo se fomenta el compañerismo del que tanto les hablan sus profesores, entienden cuáles son los roles de cada uno y saben cómo ayudarse mutuamente. Por lo tanto, descubren que al tener cada niño unas habilidades distintas, la complementariedad entre ellos es la clave para sacar adelante con éxito su proyecto y alcanzar sus objetivos.

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